jueves, 17 de diciembre de 2015

Escena del taller de escritura nº30: Una declaración sin sentido

Hola a todos!! Antes de dejaros con el texto me gustaría deciros algo. Este texto es de un taller de escritura que hago todos los meses. Es gratuito y online, se puede hacer desde cualquier lugar. Cada mes subire el texto que yo haga justo despues de que se cierren los formularios para enviar el texto. El taller lo podeis encontrar en literautas.com. Espero que os guste :)

-Eran las diez de la mañana, si mal no recuerdo, o puede que fueran las nueve... No lo se, pero yo estaba ahí. Esperándolos, como cada día. No había nada de extraño, todo parecía normal. Sonó mi teléfono...
-Perdone que le interrumpa -dije intranquilo- pero a mi otro compañero le dijo que salía de casa cuando le sonó el móvil.
-Si,si... pero después me volvió a sonar -miré a la pequeña libreta que tenia en mis manos y no vi que mi compañero hubiera apuntado nada sobre eso, o mi compañero no estaba al cien por cien cuando tomo la declaración o el hombre que tenia enfrente mio me estaba mintiendo-. Mire el mensaje y era Jorge que me decía que no podrían venir a buscarme, no se porque irían hacia Barcelona. 
Volví a mirar el pequeño bloc y vi que según mi compañero el señor Sanchez dijo que justo al salir de casa recibió un mensaje de que antes pasarían a por un amigo suyo llamado Miguel que vivía en Barcelona... No cuadraba nada. 
-¿Esta usted seguro de lo que esta diciendo? -pregunté.
-Si,si... por supuesto -me sonrió con una complicidad inesperada, un poco siniestra para mi gusto, pero le correspondí con un leve movimiento de mis labios.
-¿Le importaría que lo repasáramos todo de nuevo?
-No, lo que necesite agente.
Volví con los apuntes de mi compañero y leí en voz alta: <<Usted salió de casa a eso de las diez. Mientras iba hacia la verja para salir de su jardín le sonó el teléfono. Era un mensaje de su amigo Jorge que le decía que tendría que pasar por Barcelona antes de ir a…>>
-Perdone –me interrumpió el testigo-. No me dijo que iba a Barcelona, yo no sabía porque se iban a retrasar.
-Pero usted se lo dijo a mi compañero –protesté-, lo apunto aquí –señalé a la libreta con el lápiz que tenía en la mano.
-No sé de donde saco su amigo la información pero yo no sabía que iban a Barcelona, me lo acaba de decir usted.
Respiré profundamente, esto iba a ser un gran dolor de cabeza. Note como mi teléfono vibraba bajo mi chaqueta y di gracias porque alguien me diera un descanso de esa insufrible declaración.
-Me disculpa –le dije mientras sacaba mi móvil del bolsillo interior del abrigo y contestaba, era mi novia- Hola amor –dije ya con el auricular cerca de mi oreja.
-Hola cariño –una voz risueña y cálida me contestó desde el otro lado de la línea-. ¿Cómo va el trabajo?
-Estoy con un testigo insoportable. ¿A ti como te va en casa? –intenté desviar el tema de la conversación. Estaba ya arto del caso.
-Se me ha caído un espejo, ahora tengo siete años de mala suerte –se escuchó como se reía de la estupidez que acababa de decir. Sonreí, me encantaba oírla reír. Era mi melodía favorita.
-Amor, tengo que volver al trabajo. Estaré en casa lo antes que pueda. Te amo.
-Y yo a ti –colgué el teléfono y volví con mi testigo, ahora sí, con muchas ganas de que aquello acabara.
-¿Y bien? –dijo el señor Sánchez.
-Continuemos –contesté secamente. Mire la libreta que seguía en mi mano y continué leyendo:<<Se dirigió hacia el bosque como cada día y allí recibió otro mensaje…>
-Disculpe de nuevo, pero no quedamos nunca en el bosque. A Jorge no le gusta que se le ensucie el cuatro por cuatro. –dijo con la misma voz de siempre, me estaba cansando de tanto teatro. ¿Acaso este testimonio era mínimamente importante? ¿Por qué el capitán se empeñaba tanto en que acabáramos de relatar los hechos con el señor Sánchez? Tenía la sospecha de que mi compañero sí estuvo al cien por cien cuando le pidió declaración al joven, lo que pasaba es que él estaba mintiendo.
-¿Me está diciendo la verdad? –cerré la libreta de mala manera y me la guardé en el bolsillo interior de mi chaqueta.
-¡Por supuesto! ¿Qué calumnias dice usted? –seguía esa sonrisa estúpida en su boca. Le hice una señal con la mano para que esperará y me acerqué a Josué, un agente recién reclutado que se ocupaba del papeleo.
-Busca al señor Sánchez en la base de datos y dime que sale, por favor.
-Está en un manicomio por mitomanía, se escapó hace un par de días.
Eso lo explicaba todo.



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